Recuerdo aquella vieja canción que cantábamos en la Iglesia para los años 80 donde le expresábamos a Dios el deseo de amarlo solo a él. Crea que alguno también podrá recordar. La letra de la canción decía:
Amarte solo a ti Señor
Amarte solo a ti Señor
Amarte solo a ti Señor
y no mirar atrás
Seguir tu caminar Señor
Seguir sin desmayar Señor
Postrado ante tu altar Señor
y no mirar atrás
Una canción sumamente sencilla que expresa la base de nuestra relación con Dios, el amor.
Que nuestro anhelo, nuestro deseo, nuestro motivador sea el amor a Dios. Que nuestras almas estén impregnadas del amor de Dios.
Que el amor por otras cosas palidezca frente al gran amor de Cristo el Señor, quien nos amó con amor eterno antes que lo amaramos.
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Filipenses 3:7
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